viernes, 28 de enero de 2011

La maldición

Habíase quedado dormido de nuevo. Irresponsable, sin duda. Sin embargo, nada había sucedido durante su pequeño desliz, por lo que resopló aliviado. Se sentía tranquilo, y plenamente conciente de su forma, que seguía siendo pura. Descubrió la causa. La luna aún no surgía entre aquellas nubes benéficas y oscuras, que la resguardaban como un engarce algodonoso.
La luna llena. Aquel terrible designio debía ocurrir esa noche, como habíale sucedido desde que tenía memoria, hacía ya largo tiempo. En cualquier momento, cuando esa maldita luna llena apareciese mostrando toda su pálida faz, el ya no sería él. La transformación le invadiría, su forma cambiaría drásticamente. La maldición de la licantropía se mostraría en toda su extensión. Un monstruo que mezclaba en uno al ser civilizado y a la bestia que llevaba dentro. Un hombre lobo.
La luna salió al fin, avanzando por entre aquellas nubes que habían intentado cerrarle el paso.
Sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal, desde su cola hasta su hocico.

Y toda la jauría de lobos oyó al unísono un grito espantosamente humano por entre los árboles.

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