viernes, 14 de mayo de 2010

Objetivo

El guerrero respiró hondo. Hacía años que esperaba este momento. Toda su vida, en realidad. Todo parecía ensayado, como una obra de teatro practicada cuidadosamente. Todo. El juego difuso entre luces y sombras, el aire, el latido acompasado de su corazón mezclado con el resollar audaz de una respiración contenida para no causar ningún ruido innecesario. Todo contribuía a la escena. Una perfecta sincronía de ambiente y actores.
Se concentró. Tensó los ya endurecidos músculos. Todo lo que debía hacer era acercarse por detrás y clavarle diestramente el puñal en el corazón, pensó. Había sido entrenado para ello por su maestro. No tendría razones para que algo saliera mal. El objetivo era, y siempre lo había sido el despótico emperador. Un hombre que gobernaba con mano férrea, cuyas acciones no estaban sujetas a la dicotomía del bien o del mal, dado que él mismo hacía las leyes y cuidaba su cumplimiento.
De todas formas, el porqué de lo que estaba haciendo no importaba, pensó. El objetivo era matarlo, no la razón. Terminando las cavilaciones, trepó diestramente hasta la ventana de la fortaleza imperial, como una serpiente acechando a una presa indefensa. Tras una corta lucha silenciosa, abatió a los dos guardias que dormitaban frente a la puerta, apoyados sobre sus armas. Eso también estaba ensayado. Nada fuera de lo previsto. Todo iba bien.
Con gran destreza, abrió la pesada puerta de la habitación del emperador. El aire olía a madera rancia, pero se percibía otro olor, inidentificable por el momento. Avanzó por el amplio salón sin que el aire se percatase de su presencia. Vio al emperador tendido en la cama. Se preparó para cumplir su misión. Levantó el puñal sobre su pecho. Entonces, le vio el rostro.
El emperador yacía muerto. Había muerto tranquilamente en su cama poco antes de su llegada.
El guerrero bajó el puñal. La tarea estaba cumplida. Sin embargo, no la había consumado él. Sus dedos soltaron finalmente el arma, empapado el mango por el sudor de su palma. Mi misión ha sido cumplida por sí sola, pensó. Ya no me queda nada. He fracasado.
Salió por la puerta y fue apresado por los guardias.

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