jueves, 9 de septiembre de 2010

Pequeña crónica natural

A medida que pasaba el tiempo, notó que iba cambiando. Sentía sensaciones extrañas. Sus sentidos no estaban coordinados, y la información que le llegaba era dudosa e inexacta.
Primero, los ojos. La luz le enceguecía. Su cerebro ardía al recibir los nuevos impulsos procedentes de sus nuevos globos oculares. Luego, desarrolló unos prácticos apéndices en sus costados, que le permitían moverse con soberbia torpeza. Mas tarde, logró respirar por sí solo sin demasiada dificultad. A continuación, unos nuevos pulmones le permitieron respirar el valioso oxígeno que cubría ese maravilloso planeta.
La criatura se sentía cada vez más fuerte, y desarrollaba ya tecnología cuyo poder era incapaz de siquiera comprender. Sin embargo, no se detuvo. La meta no existía. Sólo había un camino por delante. Siempre adelante. Siempre adelante. Incluso cuando los artefactos construidos por ella misma contaminaron los gases vitales y destruyeron sus pulmones, y la fuerte radiación nuclear la obligó a cerrar los ojos, hasta que, en el final, sus piernas ya flaqueantes le dejaron caer de nuevo en el profundo océano primordial del que había salido.

1 comentario:

  1. Notas kafkianas...dentro de la descripción de un universo posible, horrorosamente prospectivo? Muy bueno, Klauxx

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